lunes, 25 de junio de 2012

Econoinvest, por Fernando Rodríguez


Econoinvest terminará por convertirse en uno de los casos judiciales más macabros de este gobierno macabro. No en vano es un engendro confeccionado por Aponte Aponte a pedido de Palacio, para encontrar un culpable de sus desastres financieros. Y da la casualidad que entre todas las casas de bolsas contra las que arremetieron, ésta era la más prestigiosa y por tanto la que mejor podía hacer el papel de chivo expiatorio. No importaba que también tuviese una página brillante como pocas empresas nacionales en eso que ahora llaman responsabilidad social, concretamente como inigualable promotora de la vida cultural nacional.

Total esto último lo hacía con un depurado sentido de la excelencia, lo que para el gobierno quiere decir favoreciendo escuálidos y elitistas.

A lo mejor, incluso, eso tuvo su peso en la furia desatada contra sus principales directivos, aun después de que las auditorias han hablado tajantemente de su inocencia y los plazos legales para su infame detención están matemáticamente vencidos.

Pero ahora son las Naciones Unidas, su organismo especializado en detenciones indebidas e ilegales, la que ha hablado de su inocencia y de la saña perversa de los vejámenes a que han sido sometidos. Aunque ya sabemos del desprecio congénito de este y todos los gobiernos despóticos por todo aquello que se vincula con derechos humanos, valga decir, con sus tropelías sistemáticas. Así sea la máxima de las autoridades mundiales.

El tiempo ha hecho por hacer diáfanas las aristas de este vergonzoso asunto, complicado por naturaleza.

De manera que ya es un imperativo del país todo, pero sobre todo de los hombres de cultura, de pasar a una actitud más beligerante. Nunca hay que abandonar la posibilidad de hacerse oír porque nada más terrible que callar ante la injusticia. De manera que todos debemos esperar, como han dicho sus abogados, que la sensatez mínima acabe con este proceso que deja al país tan bochornosamente desnudo ante el mundo. A eso apostamos.

PS. Un buen amigo me manda un email en que da noticia de esta maravilla del mundo del arte: en el Museo Cruz Diez se va a realizar una exposición de coleccionistas, la cuarta. En ella la directora del Museo Alejandro Otero va a contribuir con unas vitrinas donde estarán las cuatrocientas (¡cuatrocientas¡) condecoraciones militares de su padre el coronel Bernardo Jurado Toro, maestro de oratoria de la Escuela Militar y por ende de Esteban, gran cultor de Bolívar y autor de sesenta y cinco libros (¡65¡). La dama espera que aportes como estos, que además propone sean llevados de gira por todo el país, acercarán a los ciudadanos al arte que lo integrarán a su vida cotidiana.

Por el contrario mi amigo ve en esto, muy razonablemente, una peligrosísima fuente de pava que podría alcanzar niveles de pandemia. Tranquilo Alejandro que tus colorritmos siguen irradiando luz, belleza y modernidad.

Tal Cual, 25/06/2012, 19