sábado, 10 de noviembre de 2012
Cuatro amigos y el texto narrativo, por Sergio Dahbar
Todos los días los venezolanos se confrontan con una rara neurosis local. Aceptar –como dicen los entusiastas de Hugo Chávez– que en Venezuela no ha pasado nada y que todo está muy bien. Mejor que nunca.
O tirar un cable a tierra y entender que la inseguridad judicial y ciudadana, la corrupción, el descalabro financiero y la ineficiencia de la administración pública echan las cartas de un drama macondiano que se agrava todos los días.
Las cosas no están bien.
Dos años atrás fueron secuestrados Ernesto Rangel, Herman Sifontes, Miguel Osío y Juan Carlos Carvallo, quienes han permanecido privados de libertad. Eran directivos de una casa de bolsa, Econoinvest, y se convirtieron en un símbolo (uno de tantos) para el gobierno del presidente Hugo Chávez.
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