viernes, 29 de octubre de 2010

Capital humano, el valor que no tiene precio

Econoinvest no era un negocio. Era una gran empresa. Una empresa formal. Lea aquí lo que destruyó el poder en manos ignorantes e incapaces de valorar el esfuerzo ajeno.


La gran inversión a futuro que hizo el Grupo Econoinvest fue reconocer, promover y capacitar su capital humano. La dinámica de más de mil trabajadores en el Grupo, que constataron a la empresa como un aliado, la llevó a alcanzar altos niveles de excelencia desde sus inicios, evidenciados en su productividad diaria y en un clima laboral envidiable. Hombres y mujeres conectados con la misión, visión y valores, propietarios más del 90% de ellos, de acciones de la empresa, se comprometieron a forjar un espacio que les garantizaba un futuro mejor.

La gente de Econoinvest recibía beneficios que elevaban su calidad de vida. No sólo contaron con adiestramiento en materia financiera, también tuvieron formación y actualización continua en cuanto a tecnología, metodología, regulaciones, prácticas y procesos. También recibían clases de inglés; cursos, talleres y charlas de capacitación; tuvieron acceso a planes deportivos, financiamiento en establecimientos de bienes y servicios aliados al Grupo. Herramientas que les serán útiles el resto de su vida personal y profesional.

Gracias a esta política de motivación permanente, los trabajadores generaron vocación de servicio que se evidenciaba en el trato con cada cliente. El Grupo logró mantener una relación transparente con la nómina, que los intereses de todos fuesen escuchados y se lograran acuerdos en un marco amistoso, lo que queda evidenciado al no haber sindicatos ni convenciones colectivas. Todas las voces, sin importar el cargo, eran escuchadas.

El Grupo fomentó el desarrollo profesional y de carrera de sus empleados con horas-hombre dedicadas a la capacitación. Así se identificaron nuevos retos profesionales y capitalizaron oportunidades de desarrollo. Cosas como estas sólo son posibles cuando las necesidades de las empresas sincronizan con las competencias, desempeño e intereses de su capital humano. Por eso, partiendo del respeto de la individualidad de cada empleado, pudieron conformar una dinámica de trabajo en equipo, donde la capacidad de respuesta ante los clientes y ante cada reto, era inmediata.

El Programa de Inducción ofrecía información relacionada con los procesos y temas de interés como finanzas personales e introducción al mercado de capitales. En especial el proyecto “E-conocimiento” logró mejorar la relación Tiempo invertido Vs. Operatividad Laboral del participante; fácil actualización de contenidos, flexibilidad operacional mediante ritmo de aprendizaje personalizado, para la inserción temprana de nuevos empleados en temas relativos a los negocios de Grupo. También se crearon planes para las familias, invirtiendo en la educación de los hijos de los empleados, becas a estudiantes destacados en educación, primaria, media y universitaria, pagos a centros de educación inicial, juguetes, celebración del día familiar a fin de año, son algunos ejemplos del reconocimiento del Grupo a la familia como principal pilar de la sociedad y a entorno de su gente como factor importante para un mejor desempeño. El Grupo Econoinvest creaba una gran familia, la familia Econoinvest.

El salario del personal no era un trámite, se estableció como visión, con sentido de superación para el desarrollo de un mejor venezolano, siempre estuvo determinado de acuerdo a las responsabilidades en los puestos de trabajo, por encima de lo establecido legalmente. Esto generó un compromiso para ser mejor cada día, un reto personal. Los empleados recibían bonificaciones de acuerdo a su desempeño. Econoinvest motivó con desprendimiento, pero con aliento esa capacidad de pensar por sí mismo a la que todos tenemos derecho.


Esto es parte de lo que manos irresponsables, con toda la ignorancia del ser primitivo, destruyeron de un plumazo.

lunes, 25 de octubre de 2010

Econoinvest asumió con firmeza su sentido de Responsabilidad Social Empresarial

Desde su fundación hasta el cese de sus actividades, el concepto de Responsabilidad Social Empresarial del Grupo de Empresas Econoinvest se enmarcó en un proceso de toma de conciencia basado en la ética empresarial de sus directivos, que promulgaba la idea de no dejar "lo social" sólo en manos del Estado, sino al contrario, desarrollando la firme convicción de que es necesario ir más allá del cumplimiento de los deberes formales, no sólo en el ámbito interno, sino además en el referido a la sociedad en su conjunto, y en el ambiental-ecológico.

En mayo de 2001, Econoinvest concibió la creación de la Fundación para la Cultura Urbana como un brazo ejecutor de las inquietudes sociales de sus directivos, con el objeto de descifrar los códigos y claves de lectura y comprensión de las expresiones culturales de Caracas y otras ciudades venezolanas y del mundo. Este proyecto expandió esa visión original y se convirtió en un motor de desarrollo de diversas actividades artistico-cultural, como el desarrollo de un fondo editorial que llegó a editar más de cien títulos, sí como la creación del Concurso Transgenérico, el cual, a lo largo de sus diez años de creación, llegó a convertirse en un punto de referencia entre las actividades de su tipo.

En 2005, con la constitución del Grupo de Empresas Econoinvest, la empresa se convirtió en la primera casa de bolsa venezolana en formular un Balance Social y difundirlo mediante su Web. Ese mismo año se inició el Programa de Apoyo a Ecoclubes y a la Escuela Canaima del Barrio La Vega de Caracas, entre otras instituciones que se irían sumando. En esta área destacan, además, los aportes a diferentes programas educativos y la promoción del ciudadano inversionista, con programas como el Economóvil, un autobús interactivo que, bajo el lema "suba como ahorrista y salga como inversionista", ofrecía información sobre el mercado de capitales a estudiantes universitarios y público en general. Bajo esa misma premisa, más de 1800 personas recibieron herramientas sobre el ahorro, la inversión y la protección a largo plazo en sus talleres y seminarios sobre el Mercado de Capitales, así como su anual Foro de Perspectivas Económicas.

Un año después, con la instalación del Comité de Responsabilidad Social del Grupo, se desarrolla el Plan Empleado-Accionista, el cual permitió la asignación y venta de acciones entre los empleados aumentando el sentido de pertenencia y el de de propiedad, e impulsó procesos de democratización del capital. A partir de este Comité, se creó el programa Soy Voluntario, el cual involucró al personal en las diversas actividades de responsabilidad social de la empresa, a diversos ámbitos y en función de las habilidades y tendencias naturales de cada individuo.

Es así como Econoinvest, a lo largo de su actividad empresarial, siempre mostró interés en desarrollar, en todos los ámbitos en los que interactuó, el concepto y la práctica de Responsabilidad Social Empresarial, a fin de sembrar valores ciudadanos en el colectivo, en la comprensión de que una mejor calidad de vida para todos, beneficia a todos los miembros de la comunidad.