miércoles, 2 de febrero de 2011

Bonos de Econoinvest en la banca

A diferencia de los clientes de la casa de bolsa U21, muchos de los inversionistas de Econoinvest que ya obtuvieron la liberación de sus títulos en la Caja Venezolana de Valores, lograron traspasar sus papeles a algún banco nacional.
Y así, parte de esa posición en títulos valores que fue manejada por años a través de Econoinvest, ahora está en los balances del sistema bancario del país. Esto luego de que la caja, como custodio de esos papeles, ejecutara varias transferencias a entidades bancarias locales.
La ventaja de esa operación para el cliente es que si quiere obtener dólares por la venta de ese título, puede solicitar esa transacción a su banco.
Sin embargo, no todos los clientes de Econoinvest con bonos en la Caja de Valores han corrido con la misma suerte. Aún falta que la junta liquidadora de esta casa de bolsa, presidida por Nahunimar Castillo y Orangel Godoy, liberen los títulos de otros 2.000 clientes que tienen su posición registrada en la Caja Venezolana de Valores.
Acreencias paradas
Este 28 de enero culminó el plazo oficial para que los liquidadores de Econoinvest evaluaran las solicitudes de acreencias introducidas por los proveedores, trabajadores y clientes de la casa de bolsa. Hasta ahora el aviso en prensa informando sobre la deuda que se aprobó, y su monto, no se ha publicado.
En ese procedimiento se incluyen aquellas operaciones de captaciones de efectivo, pago pendiente de capital e intereses, y las transacciones que quedaron en tránsito al momento de la intervención.
Los liquidadores pagan esas deudas luego de vender los activos que la compañía tenga; en el caso de Econoinvest, el principal soporte para pagar a los inversionistas estaba respaldado por títulos de interés y capital cubierto (Ticc) que registraba en su balance.
La posición en Ticc que tenía Econoinvest era de 60 millones de dólares. La venta de esos títulos le darían suficiente liquidez a los liquidadores para comenzar a pagar, se hiciera la operación antes o después de la devaluación.
Si la junta vendió los papeles antes del ajuste cambiario de enero de este año, obtuvo recursos por Bs.F. 156 millones, que bien pudieran utilizarse para comenzar a pagar. Y en el escenario de que se negociaran luego de la devaluación, los liquidadores pudieron obtener por esos papeles, unos 258 millones de dólares. Sin embargo, los acreedores siguen sin recuperar su dinero y sin saber cuánto le pagará la junta liquidadora.

El Mundo, 02/01/2011, 14, por CC

martes, 1 de febrero de 2011

Junta de Econoinvest autorizó operación con pérdida de 65%

Las juntas interventora y de liquidación de Econoinvest autorizaron 3 operaciones para la venta de títulos de interés y capital cubierto ­conocidos como TICC­ por 56 millones de dólares a una tasa de 2,60 bolívares 2 semanas antes que el Gobierno anunciara la eliminación de esa paridad, y el comprador fue el Banco del Tesoro.

Esa operación generó reacciones, explicó una fuente vinculada al Ministerio de Planificación y Finanzas, pues la compañía bursátil afronta problemas de liquidez para atender el pago a sus clientes. Por la venta de los TICC a Econoinvest le entraron 145,8 millones de bolívares en vez de 241,1 millones de bolívares que hubiese recibido con la tasa de 4,30 bolívares por dólar.

En cambio, con esa operación el Banco del Tesoro obtuvo una ganancia en sólo 18 días gracias al diferencial cambiario, mientras que Econoinvest perdió 95 millones de bolívares que se requerían para cubrir de manera parcial su déficit de liquidez, el cual le impide completar su proceso de liquidación y pagar a sus clientes.

Esta transacción fue avalada por la Superintendencia Nacional de Valores y se agilizó ante el hecho de que se consideraba inminente que el Ejecutivo nacional y el Banco Central de Venezuela aprobaron un nuevo convenio cambiario, explicó la fuente.

Las tres operaciones fueron hechas el 13 de diciembre de 2010. La de mayor monto fue por 30,3 millones de dólares por la que Econoinvest recibió 78,9 millones de bolívares al desprenderse de TICC que vencen en 2017; la segunda fue por 24,5 millones de dólares por papeles que expiran en 2015 y cuya contraparte en moneda nacional fue de 63,9 millones de dólares; y la tercera ­por una cantidad menor­ se hizo por la venta de títulos que caducan en 2013 equivalentes a 1,1 millones de dólares, por los que el Banco del Tesoro pagó 2,9 millones de bolívares.

En los prospectos del Ministerio de Planificación y Finanzas se explica que los bonos TICC son instrumentos financieros denominados en dólares y cuya negociación única y exclusiva debe hacerse en el país.

"Estos papeles devengarán flujos de interés y capital en bolívares al tipo de cambio oficial, y ofrecen un mecanismo que permite al inversionista moderar futuras ganancias o pérdidas en operaciones de importación o exportación, denominado cobertura", señala el reporte del despacho de las finanzas públicas sobre estos instrumentos.

A principios de enero de 2010, cuando se eliminó la tasa de 2,15 bolívares por dólar, y fue sustituida por 2 paridades: 2,60 y 4,30 bolívares, se dispuso que la primera rigiera para operaciones vinculadas con organismos públicos, incluida la transacción de títulos soberanos.

El Nacional, 31/01/2011, Economía, 6, por Andrés Rojas Jiménez

lunes, 31 de enero de 2011

Giordani, explícanos ésta

Dos semanas antes de la devaluación, los interventores de Econoinvest vendieron al Banco del Tesoro títulos a Bs. 2,60. La compañía bursátil perdió un realero y ahora dicen que no hay cómo pagar a los clientes. Una operación rara, por decir lo menos.

La edición de este lunes 31 de enero de El Nacional tiene una nota de Andrés Rojas Jiménez donde se nos informa de que las juntas interventora y de liquidación de Econoinvest autorizaron 3 operaciones para la venta de Títulos de Interés y Capital Cubierto, conocidos como TICC, por 56 millones de dólares a una tasa de 2,60 bolívares. Lo escandaloso,  y que mueve a la sospecha, es que las operaciones se realizaron el 13 de diciembre de 2010, dos semanas antes de que el Gobierno anunciara la eliminación de paridad de Bs. 2,60; y el comprador fue el Banco del Tesoro. Esto significa, tal como lo enfatiza el periodista Jiménez, que la Junta de Econoinvest permitió que se registrara una pérdida de 65%, esto es, Bs 95 millones, en diferencial cambiario.-Esa operación –anotó el reportero- generó reacciones, explicó una fuente vinculada al Ministerio de Planificación y Finanzas, pues la compañía bursátil afronta problemas de liquidez para atender el pago a sus clientes. Por la venta de los TICC a Econoinvest le entraron 145,8 millones de bolívares en vez de 241,1 millones de bolívares que hubiese recibido con la tasa de 4,30 bolívares por dólar. El Banco del Tesoro obtuvo una ganancia en sólo 18 días gracias al diferencial cambiario, mientras que Econoinvest perdió 95 millones de bolívares.

Todo lo que ha ocurrido con Econoinvest es, por decirlo de manera leve, incomprensible, puesto que al momento de su intervención, hace ocho meses, Econoinvest tenía un patrimonio de 150 millones de dólares. Era más que suficiente para pagar a los clientes; y, sin embargo, hay miles de personas esperando la devolución¡n de sus ahorros invertidos en una empresa que, hasta el momento de su intervención, era perfectamente solvente, según la propia interventora, Nahunimar Castillo y el Superintendente Nacional de Valores, Tomás Sánchez

No se entiende, pues, cómo es que hay problemas para honrar los compromisos con sus clientes. Había más plata de la necesaria y, además, había unos activos. Qué está pasando con esos activos. Quién está redituando de ellos, ya que está claro que la ahora deficitaria Econoinvest no recibe el provecho que pudieran generar.

Jorge Giordani, ministro de Finanzas, debe responder al país estas preguntas:

¿Con que fin se vende perdiendo? ¿Por qué se vende a Bs. 2,60 cuando a Bs. 4,30 aumentaban el patrimonio y podían pagar con mayor solvencia a los ahorristas?

¿Qué hizo el Banco del Tesoro con esos TICCs? ¿Acaso hay un tercero comprándole al Banco del Tesoro? ¿Qué hicieron en el Banco del Tesoro con los bonos luego de la devaluación u homologación?

¿Quién autorizó esa operación, lesiva de la institución intervenida y de sus clientes, que aún no cobran?

¿Sabía Tomás Sánchez, Superintendente Nacional de Valores, de la extraña operación? ¿Sabía el ministro Giordani, quien días después devaluaría, de la misma?

En cualquier caso, es grave. Si Giordani sabía que venía una devaluación y no impidió esa venta, es sospechoso. Y si no lo sabía, sino que la medida se tomó de manera impensada, también es grave.

Código Venezuela, 31/01/2011, Editorial

Herman Sifontes: Un mecenas venezolano, por Héctor Abad Faciolince


No digo que sea idiota; tampoco inteligente; es astuto. La astucia es la inteligencia de los brutos. Pero el resultado de sus actos es estúpido porque perjudica a los demás y se perjudica a sí mismo. Las recientes elecciones colombianas son una muestra de ello: al intervenir en ellas y crear una instintiva solidaridad alrededor de Santos, perjudicó a Colombia y también a Venezuela. Pero no es de eso de lo que quiero hablar, sino de otras estupideces y arbitrariedades que está cometiendo contra una persona buena.

Desde hace diez días está preso Herman Sifontes, un gran empresario y mecenas venezolano. Desde su Fundación para la Cultura Urbanay desde Prodavinci, este banquero excepcional ha sido un gran impulsor de la música popular venezolana, de la fotografía histórica, del urbanismo, del periodismo y de la literatura. Pero de un momento a otro, por el único pecado de ser rico (no porque haya robado, sino gracias a un trabajo serio en la banca y en la bolsa), se ha convertido en enemigo del presidente venezolano, que ordenó su arresto con motivaciones absurdas y sinuosas.

El coronel Chávez dijo esta semana que les declaraba la guerra a los ricos. Como sus políticas económicas son un tremendo fracaso, tiene que buscar un culpable, y nada mejor que meterse con lo poco que queda de la empresa privada venezolana: Polar y algunos bancos. La labia de Chávez es incontenible: uno apaga la radio y él sigue hablando; uno apaga la televisión y él sigue hablando; uno se duerme y él sigue hablando; uno se despierta y él sigue hablando. Y en su verborrea incontenible su última obsesión es que “los ricachones se irán al infierno”.