
Todo lo que ha ocurrido con Econoinvest es, por decirlo de manera leve, incomprensible, puesto que al momento de su intervención, hace ocho meses, Econoinvest tenía un patrimonio de 150 millones de dólares. Era más que suficiente para pagar a los clientes; y, sin embargo, hay miles de personas esperando la devolución¡n de sus ahorros invertidos en una empresa que, hasta el momento de su intervención, era perfectamente solvente, según la propia interventora, Nahunimar Castillo y el Superintendente Nacional de Valores, Tomás Sánchez
No se entiende, pues, cómo es que hay problemas para honrar los compromisos con sus clientes. Había más plata de la necesaria y, además, había unos activos. Qué está pasando con esos activos. Quién está redituando de ellos, ya que está claro que la ahora deficitaria Econoinvest no recibe el provecho que pudieran generar.
Jorge Giordani, ministro de Finanzas, debe responder al país estas preguntas:
¿Con que fin se vende perdiendo? ¿Por qué se vende a Bs. 2,60 cuando a Bs. 4,30 aumentaban el patrimonio y podían pagar con mayor solvencia a los ahorristas?
¿Qué hizo el Banco del Tesoro con esos TICCs? ¿Acaso hay un tercero comprándole al Banco del Tesoro? ¿Qué hicieron en el Banco del Tesoro con los bonos luego de la devaluación u homologación?
¿Quién autorizó esa operación, lesiva de la institución intervenida y de sus clientes, que aún no cobran?
¿Sabía Tomás Sánchez, Superintendente Nacional de Valores, de la extraña operación? ¿Sabía el ministro Giordani, quien días después devaluaría, de la misma?
En cualquier caso, es grave. Si Giordani sabía que venía una devaluación y no impidió esa venta, es sospechoso. Y si no lo sabía, sino que la medida se tomó de manera impensada, también es grave.
Código Venezuela, 31/01/2011, Editorial