Hoy, cuando los colombianos esperamos el resultado de la primera vuelta de la elección presidencial, dedico este espacio a protestar por un atropello cometido por el gobierno de Hugo Chávez, no divulgado en Colombia, no obstante que su principal víctima es un empresario allegado a nuestros círculos intelectuales, pues tiene la rara virtud de dedicar una parte de sus ganancias al fomento de la cultura, a través de su Fundación para la Cultura Urbana, de los foros que organiza con intelectuales y profesores del continente, de las conferencias de escritores latinoamericanos a quienes invita a Venezuela (Héctor Abad, Enrique Serrano, Jorge Volpi) y del programa de talleres que le patrocina a la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano.
Se trata de Herman Sifontes, un gran ser humano que bien podría ser escritor, pero que es fundador y presidente de Econoinvest, la principal compañía de bolsa de Venezuela, y quien, en ese país donde la justicia se maneja cada vez más con criterios políticos, esta semana fue llevado preso y esposado, con otros miembros de la junta directiva de su empresa (Miguel Osío, Juan Carlos Carvallo y Ernesto Rangel), bajo gaseosos cargos de ilícitos cambiarios y concierto para delinquir, cuando en verdad se trata de una maniobra política para tapar el mal manejo de la economía hecho por Chávez quien, en medio de una crisis agravada por el descenso de los precios del petróleo, tiene a Venezuela agobiada por la inseguridad, la inflación (cerca de 5% en el último mes), el desempleo y una escasez creciente de alimentos y otros artículos de primera necesidad, a lo que no está acostumbrada la población de un país tan rico como Venezuela.
En medio de esa difícil situación y del estricto control que le ha impuesto Chávez a las divisas, se ha producido una gran presión para obtener dólares y su precio en el mercado paralelo se ha disparado. Pero para su gobierno, la culpa de ese caos no es del pésimo manejo dado a la economía, sino de las empresas que hacen la intermediación financiera. Por eso, y para distraer al público, ya ha puesto presos a quince banqueros de inversión. Y ha perseguido a Polar. Y al Presidente del Banco Federal, Nelson Mezerhane, socio de Globovisión. Y ha detenido al Presidente de ese canal de televisión. Y ha utilizado el poder judicial para golpear a sus contradictores políticos. Y ha cerrado Radio Caracas Tv. Y le ha quitado el presupuesto y el poder al Alcalde elegido de Caracas, porque no es de los suyos. Y ha cometido toda clase de atropellos…
Hoy, cuando en Colombia vamos a elegir un Presidente distinto, bien vale la pena que miremos las barbaridades que les ocurren a nuestros vecinos, que analicemos los abusos que pueden llegar a cometer los poderosos sin freno, y que le volvamos a agradecer a la Corte Constitucional que nos haya salvado de un tercer cuatrienio de nuestro Presidente el cual, a juzgar por los ‘falsos positivos’, las ‘chuzadas’ del DAS y los demás escándalos nuestros de cada día, no hubiera sido muy distinto de este último período de Chávez, a quien le exigimos que respete la integridad y el buen nombre de Herman Sifontes y de los demás directivos de Econoinvest, unos empresarios de bien que no han hecho más que servirle al progreso de su país, al fomento de la cultura del continente y a la integración de nuestras dos naciones.
El País (Calí, Colombia), 30/05/2010