sábado, 29 de diciembre de 2012

La verdad nos hará libros (a propósito de los cuatro de Econoinvest), por Willy Mckey

A los cuatro rángers. A Òscar Marcano. Al Pequod.

En el sermón del padre Mapple, en el capítulo IX de Moby Dick, se dice que el gozo es un mérito guardado para quienes se atreven a quedarse cerca de la verdad, incluso “aunque tenga que sacarla de debajo de las togas de senadores y jueces”.

La verdad no es la justicia, pero lo he dicho antes: a mí me gustan las alegorías.

La biografía de cada una de las personas que deciden mantenerse cerca de la verdad se vuelve una posibilidad, un lugar al cual se puede volver, un libro. Porque un libro es un artefacto que [como las tijeras, como la rueda] resulta inmejorable.


El libro usted, el libro yo, el libro ellos cuatro. No el soporte, no los pliegos de papel convertidos en rectángulos compaginados, no la posibilidad de entretenerse y salirse de esto tan hondo llamado realidad.

Hablo del libro como calco de uno mismo, como esos lugares que uno carga dentro y aún así los guarda afuera, como coordenadas, como resumen de un tiempo legible.

El libro como verdad. Y la verdad haciéndonos libros. No libres, no del todo. Porque, hay que repetirlo, la verdad no es la justicia. Y es lamentable que en medio de tanta sed las noticias imposibles empiecen a parecer buenas.

Pero hoy esa sed tiene una pausa porque han quedado en una rara libertad cuatro personas y un montón de libros.

Y uno no debe olvidarlo: que la verdad tarda mientras la justicia se nos escapa, que hay penas que compartidas se vuelven alegrías pacientes, que todavía quedan libros presos. Que a veces nos pueden convencer de que lo más cómodo es dejar de leernos, que durante casi tres años un silencio empatucado de complicidades puede poner en riesgo la memoria, que las tripulaciones de los barcos balleneros deben estar siempre dispuestas.

Que la verdad nos hará libros. Y la justicia libres. Y todo eso.

Prodavinci.com, 29/12/2012, enlace al original