
Se busca juez que crea en las leyes, reglamentos, disposiciones, que es el tejido con el cual una sociedad construye capital social. Se busca juez que sepa lidiar con el Estado, cuando el Estado asume para sí todas las decisiones, las que le conviene y las que no. Se busca juez inmune a las presiones políticas, que nada tienen que ver con la justicia.
Se busca juez que reconozca la nefasta tradición de los Estados todopoderosos, como los ha habido en América Latina, pues ha sido la justicia la que los ha transformado en sistemas más llevaderos de convivencia y equilibrio. Se busca juez que sepa que en democracia moderna las minorías son tan o más importantes que las mayorías. Se busca juez que, sobre todo, admita que el poder (todo tipo de poder) necesita vigilancia, trabas, críticas, límites, que son condiciones consubstanciales a la democracia. Se busca juez para quien el viejo Código Romano o la francesa Declaración de los Derechos del Hombre (o los muertos que lo hicieron posible) signifiquen algo, constituyan una mínima hazaña, sean un legado más que nos aleja de la barbarie y de tiempos oscuros. Se busca juez para quien los tribunales supremos de todas las naciones, las facultades de Derecho de todas las universidades o los tribunales supranacionales como el de La Haya, sean un indicador de crecimiento, de prosperidad, de civilidad. Se busca juez que admita que el mundo no es de animales, ni de caprichos, ni de dictados, ni de poderes ciegos, ni de verdugos, ni de asesinos. Se busca juez que sepa que su hogar no es un castillo de naipes sino un emblema de fortaleza, de rigor, de superación, tal es la dimensión humana que está detrás de tamañas edificaciones morales.
Se busca juez que no renuncie a casos, como tampoco que elija casos, como si la justicia fuera un juego de lotería. Se busca juez que no huya de la verdad, sino que la imponga y la devele. Se busca juez no quizás para estos tiempos, cuando los jueces callan, huyen o admiten sobornos, pero sí para el porvenir, cuando podremos abrazar una tradición de libertad, justicia e igualdad. Se busca juez que le devuelva los padres a sus hijos, los esposos a sus esposas, los hijos a sus padres, los amigos a sus amigos, los benefactores a artistas, músicos o escritores. Se busca juez que recuerde que en la justicia no hay minusvalía sino el más formidable de los dones que la humanidad se da para llevar el nombre que lleva: humana humanidad.
El Nacional, 05/07/2012, A7