
Todo lo cual, insisto, es parte de ese magno error que llevó a la Humanidad a creer que el Hombre era un Ente Natural o lo que es lo mismo, que nuestros tres componentes básicos, la Naturaleza, la Lógica y el Espíritu, formaban una unidad indisoluble. Eran los tiempos -más o menos hasta el zonzo de Hegel- en los que creíamos que la Filosofía podía ser monista ; ¡¡es decir, que podía Ser!! Que podía existir como una Unidad; que todo dualismo quedaba excluido; que, en consecuencia, contábamos con UN concepto (unificado) de Lo Humano; y, en última instancia -como cimiento de todo- que nuestro Espíritu era perfectamente cognoscible ; que no era esa atroz Caja de Pandora, absolutamente infinita e indefinida , o sea, inescrutable e incognoscible, que puede albergar cualquier cosa, desde el Bien y la Piedad mas sublimes, hasta la Injusticia y la Maldad mas horripilantes; desde la más hermosa Noción de Dios , hasta la bestialidad mas profunda.
Toda esa Ficción acerca del Derecho Natural (ficción que privó también para la Economía y la Ética -concebidas hasta el siglo XVIII como naturales- y que le impidió a Adam Smith entender que los precios eran categorías estrictamente Sociales ); toda esa Ficción, decíamos, fue barrida por los Totalitarismos del siglo XX: el Nazifascismo de Hitler y Mussolini y el Comunismo de Lenin, Stalin, Mao, Pol Pot, Castro... ¡¡y Chávez!! Carl Schmitt, aberrante jurista y Filósofo del Derecho, al servicio de Hitler, se encargó de exacerbar lo que ya el Derecho Positivo había evidenciado: que Lo Jurídico no es un fenómeno Natural, sino estrictamente Humano. Que son la Fuerza y la Arbitrariedad, la terrorífica y nietzscheana Voluntad de Poder -y no, de ninguna manera, ni la Razón ni la Moral - lo que conforma al Derecho. Es decir, que Chávez puede hacer -y va a seguir haciendo, mientras detente el Poder- exactamente lo que le dé la gana. Que mientras una Sociedad no desarrolle una poderosa Dimensión Moral que condicione a su Dimensión Jurídica; y, más aún, el referente último, mientras no desarrolle una Dimensión Espiritual que condicione a su Dimensión Moral, que mientras nada de esto ocurra, el Derecho ¡¡y el Estado de Derecho!! no pasarán de ser ficciones hermosas. "O sea": que el Comunismo viene con todos los hierros, y que Dios nos agarre confesaos, a la gente de Econoinvest y a todos nosotros.
El Universal, 28/10/2012, enlace al original