miércoles, 11 de julio de 2012

Oración en la vigilia de Econoinvest


Estimados amigos:

El Señor dijo: Pedid y se os dará. Por eso estamos hoy aquí los amigos y los que nos sentimos ultrajados por los desmanes de la injusticia para exigir una liberación que no debería dilatarse ni un minuto más.

Todos nosotros hemos visto y aplaudido los testimonios de solidaridad y el clamor social que exige la libertad de los directores de Econoinvest. Todos nosotros hemos visto ratificada nuestra confianza en su honor porque estos dos años de cárcel han sido el telón de fondo siniestro de un proceso en el que si algo bueno tiene es precisamente que no ha habido forma de encontrarlos culpables. Y eso ha sido así y no de otra manera, por una sola razón, porque son inocentes. Son víctimas propiciatorias de un proceso al que estorba el éxito emprendedor y la asunción indoblegable de una conducta personal e institucional en la que no cabían los odios, las polarizaciones y este tipo de venganzas que hemos visto transcurrir con este encierro.


Uno tiene que aprender a ver las expresiones de Dios entre nosotros. Yo soy de los que cree que el Señor nunca coloca sobre nuestros hombros una carga que no seamos capaces de soportar. Y que su gracia se manifiesta en la fortaleza y tolerancia que frente a las infamias algunos exhiben. Nuestros cuatro amigos siguen dando esas lecciones: Una fe inquebrantable y una indeclinable disposición a seguir sirviendo. Tal vez no sean capaces de ser de manera diferente. Tal vez ellos sean una demostración de que la adversidad se encara con esperanza. Porque al fin y al cabo, si nos asumimos como yunque, al final el martillo que nos golpea terminará roto. Al final la fortaleza de convicciones hace la diferencia. Y ellos la tienen: Se saben inocentes. Se reconocen valientes. No salieron corriendo. No dieron la espalda a sus clientes. Y se han dedicado a transitar por esta penuria tratando de ser testimonio de que la injusticia algún día se disolverá ante la verdad.

Señor. Tú que dijiste pedid y se os dará. Te pedimos hoy que quebrantes la dureza del corazón de los poderosos que ahora nos someten al oscuro imperio de la injusticia. Te pedimos que pase rápido la noche oscura de esta persecución y que pronto vivamos el amanecer de tu reino. Señor, te pedimos que entre nosotros venga tu reino, refulja la verdad y tengamos la oportunidad de abrazar a nuestros amigos estando ellos en libertad. Te pedimos que en tanto los cuides. Que no los abandones a la desesperanza y que la tristeza no horade su corazón. Sigue apuntalando su fortaleza, no los abandones a la soledad de la noche, y dales razones para seguir luchando. Protégelos Señor para que nunca los veamos vencidos. Cuida también a los que estamos del otro lado de las mismas rejas, sufriendo con ellos los infortunios de esta injusticia que a ellos los tienen presos siendo inocentes, y a nosotros encadenados a esta frustración de no poder hacer otra cosa que exigir respeto por la dignidad y derechos humanos de todos, y rezar infatigablemente para que te compadezcas de nosotros y nos libres del mal. Amén.

Oración leída por Víctor Maldonado, de la Cámara de Comercio de Caracas, 
en Vigilia "Una luz por la libertad"