
Nadie se explica el apuro del Superintendente Nacional de Valores y de la interventora de Econoinvest por acabar a la brevedad con toda ingerencia de clientes y proveedores.
Los cancerberos tienen el tupé de “invitar” a todos los clientes a acelerar el proceso de reclamo, ya que, vencido el plazo establecido, no aceptarán ninguna otra solicitud de Calificación de Obligaciones. Es decir, que clientes y proveedores pierden, los unos sus ahorros, los otros sus acreencias, de acuerdo con esta nueva manera de hacer justicia en el mercado de valores.
No es de extrañar: allanamientos, detenciones ilegales, vejación del personal, confiscación del patrimonio de accionistas, y ahora de inversionistas-ahorristas y proveedores.
La absurda y arbitraria liquidación de la empresa se impone, pese a que siempre contó con los más elevados niveles patrimoniales y de solvencia para cumplir con todas sus obligaciones, como ha quedado demostrado en todos sus balances antes de la intervención.