Un invaluable patrimonio cultural fue desmantelado por la acción irracional de uinos pocos.
En 2001 fue creada la Fundación para la Cultura Urbana con la intención de propiciar un espacio para la investigación y la divulgación de las expresiones relativas al fenómeno de la ciudad. Con su creación, el Grupo de Empresas Econoinvest encauzaba todas las inquietudes relacionadas con la cultura ciudadana, a la cual ya le venían manifestando su decidido apoyo. A poco tiempo de su creación, se convirtió en una referencia nacional de fomento y divulgación, no sólo de las investigaciones relacionadas con el hecho urbano propiamente dicho, sino de las expresiones artísticas en general.
Durante diez años, la Fundación para la Cultura Urbana desarrolló su infatigable labor difusora en los ámbitos editorial, musical, fotográfico, audiovisual y de formación y discusión. A lo largo de este tiempo logró la conformación de un catálogo editorial de inmenso valor, el cual supera la centena de títulos. Esta labor fue reforzada con la creación del Concurso Transgenérico, el cual este año arribó a su décima edición. De igual manera, la Fundación para la Cultura Urbana produjo varios discos y documentos audiovisuales, dando apoyo a destacados talentos nacionales en esas áreas.
Cientos de conferencias, charlas y talleres enriquecieron la labor. La prestigiosa Conferencia Anual trajo a Venezuela a destacados expertos y personalidades de orden mundial. Los exitosos alcaldes de Bogotá y Medellín, Enrique Peñalosa Londoño y Sergio Fajardo Valderrama, los escritores Luis García Montero, Adolfo Castañón y Jorge Volpi; el filósofo Fernando Savater y el urbanista catalán Oriol Bohigas, fueron algunos de los expertos que compartieron sus experiencias en esos espacios.
De igual manera, la Cátedra Permanente de Imágenes Urbanas realizó más de cincuenta talleres, cursos y encuentros sobre temas tan diversos como el Grafitti, los fotoblogs, el Parque del Este, la relación entre escritura y ciudad, poesía, literatura de no ficción, gestión cultural de la ciudad, entre otros. La exitosa experiencia "100 ideas para la ciudad" se llevó a cabo en diversas ciudades del país, propiciando el pensamiento del ciudadano acerca de su propia ciudad.
Pero este valioso proyecto, que motorizó exposiciones, libros, conferencias y concursos, se tropezó con la barbarie. Desde la intervención del grupo de Empresas Econoinvest, el pasado mes de mayo, comenzó la incertidumbre sobre el destino de la Fundación para la Cultura Urbana. Dos meses después, el 20 de julio, los funcionarios interventores de Econoinvest, de manera ilegal y arbitraria, exigieron la salida del personal y cambiaron las cerraduras y claves de acceso de sus oficinas, argumentando que la Fundación pertenece al Grupo de Empresas Econoinvest. De nada valieron los argumentos expuestos por sus directivos en cuanto a que la Fundación era jurídicamente autónoma y, por tanto, lo eran su labor y funcionamiento. Dentro de sus oficinas allanadas quedó secuestrado un patrimonio de diez años de actividades, compuesto por libros, discos y material audiovisual. El registro de la identidad y las expresiones artísticas de la ciudad quedaron a merced de la arbitrariedad y la injusticia.
A casi cuatro meses del desalojo y del secuestro de sus bienes, adquiere cada vez mayor vigencia la pregunta: ¿Quién puede tener interés en atentar contra una institución dedicada a fomentar valores ciudadanos como la tolerancia, el respeto, el diálogo y la comprensión de nuestra identidad? El Alto Gobierno tiene la última palabra.