Para Econoinvest, el elemento social siempre fue una vocación, nunca un gasto. Comprometido con el desarrollo social de Venezuela, el Grupo colaboró con un nutrido conjunto de emprendedores, en la tarea de potenciar sus proyectos y enseñarlos a pensar como empresarios. Esta iniciativa nació de la consciencia y perspectiva del Grupo para apoyar propuestas de alto impacto social y ecológico.
El trabajo en equipo permitió capacitar a través de herramientas efectivas que no sólo significaron un aporte monetario a instituciones y fundaciones, sino un acompañamiento en otros ámbitos, como fue la preparación técnica y actualización de quienes las recibieron. Estos valiosos aportes permitieron cooperar con el crecimiento y desarrollo de las comunidades, enfrentando la inequidad social, alentando la inserción de jóvenes en el sistema educativo, y estimulando la adopción de modos de vida saludables.
Con la visión de progreso que caracterizó al Grupo, se identificaron esas personas y grupos con talento y disposición a emprender un plan en materia de educación, tecnología, desarrollo humano y social. Los proyectos con mayor impacto fueron seleccionados como prioridad para un seguimiento personal (asesoría especializada y entrenamiento) hasta su etapa de implementación.
El Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad Simón Bolívar, Bomberos de Caracas, La Universidad de Los Llanos, equipos universitarios de Los Teques y Nueva Esparta, estudiantes del Colegio Santiago de León de Caracas, la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela, Alcaldías de Sucre y Aragua, el Museo de Los Niños, Hogar San Luis, la Fundación Venezolana contra la Parálisis Infantil, Asociación de Scouts de Venezuela y gran cantidad de instituciones recibieron invaluables contribuciones como material deportivo, uniformes, dotación de libros, pólizas de seguros, bajo la figura de patrocinio o dotaciones puntuales.
Los aportes estuvieron adaptados a las necesidades de cada institución, esto como una acción racional del Grupo que logró generar impactos sociales significativos. Así, los beneficiados obtenían lo que realmente les hacía falta, sin trámites burocráticos. La naturaleza del apoyo fue incluyente, porque no se trataba de competir, sino de unir voluntades para una Venezuela productiva.
El acompañamiento se hizo expresamente por personal del Grupo, en el marco de los programas de voluntariado. Además de las contribuciones, se logró vincular a los emprendedores con otras personas, así como con las entidades públicas, privadas y del sector correspondientes a cada sector, para garantizar el desarrollo sustentable y asegurar un soporte que garantizara protección y así prevenir la marginación.
Los proyectos de apoyo a niños y adolescentes, tuvieron tal éxito que se diseñaron programas especiales en 2005: la Organización Nacional de EcoClubes (ONE) y la Escuela Canaima del Barrio La Vega; a ellas se sumó desde el 2006, el Programa "Los Niños Poetas de Carora", grupo de esa población larense.
Estos programas se ocuparon de la formación ambiental de generaciones jóvenes para que se convirtieran en agentes multiplicadores de un cambio de conducta hacia el medio ambiente y mejoras en la calidad de vida.