Desde su fundación hasta el cese de sus actividades, el concepto de Responsabilidad Social Empresarial del Grupo de Empresas Econoinvest se enmarcó en un proceso de toma de conciencia basado en la ética empresarial de sus directivos, que promulgaba la idea de no dejar "lo social" sólo en manos del Estado, sino al contrario, desarrollando la firme convicción de que es necesario ir más allá del cumplimiento de los deberes formales, no sólo en el ámbito interno, sino además en el referido a la sociedad en su conjunto, y en el ambiental-ecológico.
En mayo de 2001, Econoinvest concibió la creación de la Fundación para la Cultura Urbana como un brazo ejecutor de las inquietudes sociales de sus directivos, con el objeto de descifrar los códigos y claves de lectura y comprensión de las expresiones culturales de Caracas y otras ciudades venezolanas y del mundo. Este proyecto expandió esa visión original y se convirtió en un motor de desarrollo de diversas actividades artistico-cultural, como el desarrollo de un fondo editorial que llegó a editar más de cien títulos, sí como la creación del Concurso Transgenérico, el cual, a lo largo de sus diez años de creación, llegó a convertirse en un punto de referencia entre las actividades de su tipo.
En 2005, con la constitución del Grupo de Empresas Econoinvest, la empresa se convirtió en la primera casa de bolsa venezolana en formular un Balance Social y difundirlo mediante su Web. Ese mismo año se inició el Programa de Apoyo a Ecoclubes y a la Escuela Canaima del Barrio La Vega de Caracas, entre otras instituciones que se irían sumando. En esta área destacan, además, los aportes a diferentes programas educativos y la promoción del ciudadano inversionista, con programas como el Economóvil, un autobús interactivo que, bajo el lema "suba como ahorrista y salga como inversionista", ofrecía información sobre el mercado de capitales a estudiantes universitarios y público en general. Bajo esa misma premisa, más de 1800 personas recibieron herramientas sobre el ahorro, la inversión y la protección a largo plazo en sus talleres y seminarios sobre el Mercado de Capitales, así como su anual Foro de Perspectivas Económicas.
Un año después, con la instalación del Comité de Responsabilidad Social del Grupo, se desarrolla el Plan Empleado-Accionista, el cual permitió la asignación y venta de acciones entre los empleados aumentando el sentido de pertenencia y el de de propiedad, e impulsó procesos de democratización del capital. A partir de este Comité, se creó el programa Soy Voluntario, el cual involucró al personal en las diversas actividades de responsabilidad social de la empresa, a diversos ámbitos y en función de las habilidades y tendencias naturales de cada individuo.
Es así como Econoinvest, a lo largo de su actividad empresarial, siempre mostró interés en desarrollar, en todos los ámbitos en los que interactuó, el concepto y la práctica de Responsabilidad Social Empresarial, a fin de sembrar valores ciudadanos en el colectivo, en la comprensión de que una mejor calidad de vida para todos, beneficia a todos los miembros de la comunidad.