jueves, 23 de septiembre de 2010

Crónicas del abuso (II) / La Superintendencia y la interventora mienten: los clientes no están cobrando lo suyo

Econoinvest tenía una cartera de más de 40 mil clientes. Para el momento de la intervención, al menos diez mil de esos clientes tenían posiciones en Títulos de Valores. Proteger el  patrimonio de esos clientes y garantizar su pago durante el proceso de intervención era una de las funciones primordiales de las autoridades interventoras. Pero lo olvidaron. O sencillamente nunca estuvo en su norte el cumplir la ley. Que los clientes hiciesen efectiva su inversión o reinvirtiesen su dinero producto de su trabajo a través del cambio de custodio, era una operación relativamente sencilla. Bastaba con autorizar a todo aquel que comprobara la titularidad de esos papeles ante la Caja Nacional de Valores para que se hiciese efectivo el traspaso. Pero no. Lo primero que hizo el combo interventor fue derribar la página on line de la empresa en Internet donde el cliente llevaba el control de sus saldos.
Siendo que estos títulos son intransferibles, y que nadie que no demuestre su titularidad puede cobrarlos, ¿por qué han transcurrido cuatro meses para que las autoridades interventoras sólo hayan procedido al pago de 11 clientes?
La suspicacia aumenta cuando la interventora, Nahunimar Castillo, postergó indefinidamente el proceso de pago para dedicarse a "verificar" las identidades de 2.500 clientes, muchos de los cuales no tenían posiciones en portafolios, a raíz de una supuesta denuncia de suplantación de identidades. ¿Investigar esta denuncia, la cual ha sido desmentida categóricamente, impedía pagar a los clientes que tuviesen su documentación en regla?
A la luz de estos hechos, saltan a la vista otras preguntas. ¿El objetivo de dicha intervención era proteger el patrimonio de los clientes, o criminalizar las operaciones de la empresa? Además, siendo que los interventores tienen acceso al estado de cuenta y al registro de operaciones previas de cada cliente, ¿a qué fin llamar a los que no tienen activos?

Ya había transcurrido un mes de iniciada la intervención, y las autoridades designadas no se habían reunido con los ejecutivos de ventas, cuya relación directa con los clientes les permitía informarles acerca del status de cada uno. A mediados de junio, y a falta de información oficial, los clientes comenzaron a visitar la sede de la empresa para conocer el estado de su pago. La interventora les aseguró que pronto comenzarían a pagar y que los primeros que saldrían serían los bolívares en tránsito, producto del resultado del vencimiento de los reportos. "Esta empresa está solvente, aquí no hay problemas patrimoniales. Esta es la primera casa de bolsa del país", era el alentador argumento con el que la propia interventora les trasmitía confianza en el proceso de pago.

Los empleados, deseosos de colaborar y trasmitir su experiencia, afirmaban que la empresa estaba en condiciones de sacar hasta 500 pagos diarios. La señora Nahunimar Castillo escuchaba, consultaba, y siempre terminaba desechando propuestas. Luego de cada una de esas reuniones, entre los empleados crecía la impresión de que la interventora tenía un dominio bastante precario del mercado bursátil. De hecho, sus declaraciones sobre cómo se estructura un portafolio de inversión o cómo es el contrato para el mismo, solían ser repeticiones de lo que escuchaba en las reuniones con el personal. Era un hecho el que la dama no tenía la más remota idea de cómo funcionaba una casa de bolsa. Esta situación se hizo más patente cuando los dos únicos miembros de su equipo con experiencia en el mercado bursátil, renunciaron al mes de iniciar la intervención, argumentando, según testigos, que no estaban dispuestos a prestarse a los manejos que estaban haciendo durante la misma.

Es en ese ambiente de incertidumbre que comienzan a conocerse testimonios de clientes. En una ocasión convocaron a un grupo de unos veinte, durante una jornada que comenzó a las dos de la tarde y culminó con la salida del último cliente, a las nueve de la noche. Les solicitaron todos los soportes, el nombre de su ejecutivo de ventas, etc. Verificaron que la documentación estaba en regla, y les informaron que sus pagos saldrían al martes siguiente. ¡Eso ocurrió en julio! Los clientes siguen esperando por su dinero. A otro cliente, que se apersonaba en la sede de la empresa todas las semanas a cobrar, le amenazaron con incluirlo en una lista negra “por haber ido a preguntar tanto” por sus pagos, y en consecuencia, como castigo “lo dejarían de último”.

Pero la arbitrariedad y la ineficiencia no son los peores males a los que se enfrentan los que inician los contactos para cobrar sus inversiones. Varios clientes cuentan a soto voce sobre solicitud de comisiones para sacarles los pagos.

A otros simplemente les dicen que están liberando los títulos, que pueden ir a la Caja Venezolana de Valores para hacer el cambio de custodio. Cuando se apersonan, descubren que no es cierto.

La estrategia de las autoridades parece ilustrarse en el siguiente ejemplo: En una oportunidad, reunió al personal de ventas y giró instrucciones para que les hicieran llegar una circular a los clientes en la que se les aseguraba que iban a recibir su pago en lo inmediato: "Esto es para que sientan que están siendo atendidos, que se les va a pagar, pero este proceso puede durar un tiempo –les explicó–. Pero que estén tranquilos y se corra la voz de que están pagando”.

Cuatro meses después de iniciada la intervención de Econoinvest, la situación de pago sigue estancada. Pese a no presentar problemas patrimoniales, sólo han pagado a 11 clientes. Con el agravante de que los interventores siguen desmembrando al personal operativo de la institución. ¿Cuándo se va a cumplir la Constitución Bolivariana? ¿A qué están jugando los interventores de la Casa de Bolsa?

PRESIDENTE CHÁVEZ: ¿USTED ESTÁ ENTERADO DE ESTO? ¿LO APOYA?